Las criptomonedas, también llamadas criptodivisas o criptoactivos, son un medio digital de intercambio. Muchas veces puede cumplir la función de una moneda, y de ahí que se las conozca con ese nombre. Sin embargo, también puede utilizarse como activo financiero, la gente las compra y cuando sube su valor las vende.

Podemos considerarlas como una alternativa descentralizada a las monedas digitales. Vamos, que un euro u otra moneda con la que pagas online están organizadas y controladas por entidades y bancos. Mientras, las criptomonedas no son controladas por nadie, simplemente hay una serie de ordenadores conectados en los que se replican sus movimientos para que sea un método seguro.

El valor de cada criptomoneda es variable, igual que si fueran activos de la bolsa, y en los últimos años hay una gran cantidad de cambios en su valor. A veces sube como la espuma, y otras veces cae en picado. Pese a eso, su valor como activo financiero se ha convertido poco a poco en su principal atractivo, aunque sigue pudiéndose utilizar como método de pago en los sitios que lo permiten.

Cada criptomoneda tiene su propio algoritmo, el cuál es el que gestiona la cantidad de nuevas unidades que se emiten cada año. Como hemos dicho, el Bitcoin ha sido desarrollado para que solo se emitan un total de 21 millones, pero cada criptomoneda tendrá su propio algoritmo determinando el número máximo de unidades que se van a generar.

Por último, recalcamos que se trata de un sistema totalmente virtual. Así como con un euro puedes pagar online o en formato físico, no existe una versión física de los Bitcoins con la que puedas pagar en tiendas. Puede que en algunos sitios veas fotos o imágenes de monedas de Bitcoin, pero son adornos que no tienen que ver con el producto real.